La mayoría de los dispositivos de vigilancia emplean predominantemente radiación no ionizante, principalmente en forma de campos electromagnéticos generados por componentes como redes inalámbricas, conexiones Bluetooth y tecnología infrarroja. Estos tipos de radiación se caracterizan por sus niveles de energía más bajos y generalmente se considera que tienen riesgos mínimos para la salud humana. Es importante tener en cuenta que los dispositivos de vigilancia suelen emitir radiación no ionizante sobre distancias relativamente cortas, a menudo solo siendo significativa en proximidad muy cercana.
En términos prácticos, esto significa que la radiación emitida por los dispositivos de vigilancia, incluidas las cámaras de seguridad, generalmente se puede considerar insignificante en su impacto en la salud humana. Como resultado, las preocupaciones sobre los efectos en la salud de tales dispositivos suelen ser infundadas. Es importante recordar que la radiación no ionizante de los equipos de vigilancia suele ser segura y no plantea riesgos significativos para la salud. Sin embargo, como con cualquier tecnología, se recomienda un uso prudente, que incluya mantener una distancia razonable de estos dispositivos y minimizar la exposición prolongada.